A
comienzos del mes de noviembre del año 1962 ocurrió
cerca de la localidad zamorana de Abejera un accidente ferroviario
que se llevó la vida de varios trabajadores de RENFE. Sucedió en una lluviosa madrugada del 2 al 3 de noviembre,
cuando un expreso procedente de Vigo, con destino Madrid-Príncipe
Pío (tren nº 616), chocaba frontalmente con otro
expreso que hacía el recorrido inverso (tren nº
615). El accidente tuvo lugar en la línea Zamora-La Coruña, exactamente en el punto kilométrico 55,550, en una
curva de gran radio a la salida del túnel nº
3 de dicha línea, entre las estaciones de Abejera y Sarracín de Aliste.
Al parecer,
los dos maquinistas del tren procedente de Madrid pudieron ir
dormidos (o inconscientes por alguna causa), pues el expreso hizo caso omiso a las señales
en rojo de parada en la estación correspondiente, Abejera, donde debía efectuarse el cruce con el que venía
de Vigo. El factor de circulación, al ver que el
tren se acercaba rápido sin obedecer a las señales
de parada, le intentó dar indicaciones con el banderín
desplegado para que parase, pero el tren pasó sin
detenerse. Inmediatamente, el factor llamó por el
telégrafo a su homólogo de la estación
por donde debía pasar el expreso de Vigo para comunicarle
lo que allí había ocurrido y, si por suerte
el expreso gallego aún no había pasado, detenerlo
y hacer en su estación el cruce, pero el factor le
comunicó que el expreso circulaba en hora y que,
según el itinerario que estaba previsto, tenía
vía libre al paso por su estación por lo que
hacía un instante que acababa de pasar por ella.
La conclusión fue clara: solo un milagro podría
ya evitar lo inevitable, un milagro que no ocurrió.
Los dos expresos se dirigían uno frente al otro y
acabaron chocando frontalmente. Momentos después
del accidente se pusieron en camino diversos trenes de socorro
procedentes de Zamora, de Salamanca e incluso de Valladolid
con personal de asistencia, tanto sanitario como técnico
(médicos, equipos de trabajo, etc.).
A pesar
de la situación y de lo dramático que pudo llegar a ser el choque, solo
hubo cuatro fallecidos, todos ellos trabajadores ferroviarios: los dos maquinistas del expreso de
Madrid, que fueron rescatados sentados delante del pupitre
de conducción de la locomotora, por lo que se ha
barajado la posibilidad de que fueran dormidos, inconscientes o ya muertos
por alguna causa desconocida. El tercer fallecido fue uno de
los maquinistas del expreso gallego que, viendo que el otro
tren se les echaba encima y que sus conductores no respondían
a las señales luminosas de su locomotora, saltó
del tren pensando que podría caer rodando por el
terraplén, pero tuvo la mala suerte de caer en un
puente para el paso de un camino bajo la vía, muriendo
por el fuerte golpe recibido. Su compañero decidió
quedarse en la locomotora desplazándose al medio de la misma
y de allí lo rescataron en estado grave, si bien logró
salvar la vida. Al levantar los escombros del accidente
se descubrió el cuatro cadáver; de él
la prensa del día siguiente señala que no
había sido identificado aún, apuntando a la
posibilidad de que fuera otro empleado de RENFE. Entre los
viajeros hubo varios heridos pero ninguno de gravedad, solo
presentaban contusiones leves.
Como consecuencia
del choque, los trenes que debían pasar por la línea
Zamora-La Coruña fueron desviados por León.
La noticia completa contada por El Correo de Zamora
está recogida en la Hemeroteca
de esta web.
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